En esta obra, Andrzej Stasiuk recuerda a cuatro seres queridos a los que rinde homenaje con una sencillez conmovedora. La historia de su abuela, ambientada en la Polonia de otro tiempo, constituye el inicio del libro, pero el alma de esta maravillosa narradora, capaz de devolver la vida a los fantasmas, impregna todos los relatos que encierran estas páginas.