La muerte es honrada. No puedes engañarla ni negociar con ella. Y, desde luego, nadie se le escapa. Una lección por la que un pescador pobre y desesperado habrá de pagar un altísimo precio.
Este sitio web utiliza cookies, tanto propias como de terceros, para mejorar su experiencia de navegación. Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso. Más información