Por medio de un lenguaje trabajado con soltura y naturalidad, el autor logra recrear vivencias que nos trasladan de un modo directo e inmediato a las historias que cuentan nuestros mayores en los carasoles de la gran ciudad. El libro narra la cruel realidad de quien ha de vivir en comunidad siendo menos que un hombre, el tonto del pueblo, figura simbólica expuesta a las burlas y chanzas de los demás.