«Pueden estar tranquilos los lectoresáde estos libros, y desde luego muchoámás aún los que no los han leído nunca,ápero gustan hablar de ellos comoási lo hubieran hecho: ni acabarán devorandoáa su autor ni éste se ha vueltoáloco. A todo lo más que ha llegado éláes a lo que el griego llamó, con sumaádelicadeza, la manía, una forma deá´entusiasmoö. [...] La manía de escribiráestos libros no se entiende sin laámanía que algunos tienen de leerlos eáincluso de no hacerlo.»