El libro trata tres hitos fundamentales en la historiografía española de los dos últimos siglos: los inicios de la profesionalización a fines del XIX y principios del XX, los manuales del mismo período y la instrumentalización ideológica de la historiografía académica del primer franquismo. Con un planteamiento tan innovador como fecundo los autores se enfrentan a la historia de la historiografía que se limita a ofrecer un repertorio de obras y escuelas, pero rechazan igualmente la opción de interpretar la práctica histórica en función de las inclinaciones políticas de los historiadores. En su lugar propugnan un análisis de las categorías históricas que tome en consideración su origen cultural y su operatividad dentro de la disciplina, y que las conecte tanto con el proceso formativo de la profesión histórica como con la evolución política, económica y social del país.
