No hace mucho, el estado-nación parecía estar en su lecho de muerte, condenado a la irrelevancia por las fuerzas de la globalización y la tecnología. Ahora ha vuelto con fuerza, impulsado por una oleada de populistas de todo el mundo. En este libro, Rodrik va más allá de la reacción populista y ofrece una explicación más razonada de por qué la obsesión de nuestras elites y tecnócratas por la hiperglobalización hace más difícil para las naciones lograr sus objetivos económicos y sociales internamente. Rodrik traza un camino a seguir con nuevas ideas sobre cómo conciliar las tendencias económicas y tecnológicas no equitativas actuales con la democracia liberal y la inclusión social.