Arte, creatividad, sensibilidad, diversidad, pensamiento crítico, denuncia, ternura... se conjugan para elaborar un ecosistema emocional como regalo para el encuentro, la reflexión y el diálogo.
Personalmente, sigo teniendo la sensación o más bien la certeza de que la adolescencia es la gran olvidada. Este proyecto desea poner la mirada en esta franja de edad cada vez más extensible y tan necesitada de escucha y respeto.
Esta obra es un espejo que trata de ayudar a visibilizar y superar los tabús, las violencias, los miedos, la soledad… y juntos alimentar la esperanza de ser únicos, de generar un marco para la obra de arte que somos.