Janet Frame escribió la novela al ser dada de alta del último manicomio donde estuvo encerrada, después de más de doscientas terapias de electroshock y de salvarse en el último momento de una lobotomía cerebral. Esta historia, con la sutileza desgarradora de los mejores relatos de Katherine Mansfield, explora las formas en las que aflora el dolor en los diferentes miembros de una familia.