Estos textos tuvieron su origen en las reuniones que mantenía en Leipzig un grupo de artistas jóvenes que querían honrar a los maestros pasados y descubrir a los futuros. Danzas de la Liga de David llamó Schumann a uno de sus ciclos para piano. Esta Liga no existía más que en su cabeza; la integraban Florestan, Eusebius y Meister Raro, el mediador entre ellos, personajes todos que se inventó para emitir sus juicios.